Por Imoen
La noche era oscura en Lunargenta. Sólo las estrellas iluminaban la noche sin luna con su luz trémula, titilante. Moviéndose en silencio entre las ruinas, Imoen se aproximaba a su presa. Esta vez no la pillaría por sorpresa. Esta vez ella sería la que llevara las riendas.
Su visión nocturna seguía siendo la de siempre pero aún así distinguió a duras penas el lugar. Kronkar debía estar esperándola, si es que sabía lo que le convenía. ¡Allí estaba! El elfo se sentaba despreocupadamente, dando la espalda a las ruinas. Su arco estaba tirado descuidadamente en el suelo y no había rastro de la bestia que lo acompañaba la otra vez. ¿Sería una trampa? La voz del elfo la sacó de dudas.
- Sé lo que piensas, Imoen. No te preocupes, estoy solo y no tienes nada que temer de mí.
La voz de Imoen fue gélida en su respuesta.
- ¿Te ha dicho Nerisen que quería verte otra vez?
- No ha hecho falta. Sabía que volverías. Aún así, no ha dejado pasar la ocasión. Me ha dicho que creía que querrías matarme, después de…
- ¿Después de engañarme?
El elfo se volvió e Imoen vio su cara demacrada. Parecía llevar varios días sin dormir.
- Entiéndeme, todo este asunto se nos fue de las manos. Una vez que vi lo que le estaban haciendo, lo que le estábamos haciendo a Liessel contra su voluntad…
Kronkar apartó la mirada.
- Fue demasiado para mí. Vivo atormentado desde entonces, esperando que llegue el día en que pague por lo que hice. El día en el que ella acabe conmigo.
- Tú te llevaste a Liessel de Entrañas. ¿Dónde está?
- No lo sé.
- No vuelvas a mentirme, Kronkar.
El elfo se incorporó.
- ¡Es cierto, maldita sea! Yo sólo la traje desde Entrañas y la alojé unos dias..
- ¿La trajiste a Lunargenta?
- Había que buscarle una nueva identidad. Si se hubiera sabido que Liessel estaba viva se habría ido todo al traste.
- ¿Quién se encargó de buscarle una nueva identidad?
El elfo hizo ademán de responder, pero Imoen lo frenó con un gesto.
- Nerisen…Ese maldito bastardo…Fue él, ¿verdad?
Kronkar asintió.
- Te juro que no he vuelto a saber nada de ella a partir de ese momento. Y ahora haz lo que tengas que hacer.
- ¿A qué te refieres?
- Has venido a matarme ¿no? En cualquier caso ella lo hará tarde o temprano. Lo sé.
La risa de Imoen no tenía ni un ápice de diversión.
- No tendrás esa suerte. Sería demasiado fácil.
- ¿Qué quieres decir?
- Que no mereces una muerte rápida. Te dejaré vivir con tus remordimientos. Puede que algún día acabe contigo, o puede que Liessel lo haga antes, tal y como dices, pero no será hoy.
Imoen se volvió para marcharse.
- ¿Dónde vas?
- A buscar a Nerisen. Tenemos que hablar, y esta vez pondré yo las condiciones.
- Ten cuidado. Es muy peligroso.
- Sé cuidarme, no te preocupes
Y la joven desapareció en la noche.
Selena Astro
Hace 9 meses
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