Media hora más tarde, Imoen, vestida con una túnica amplia se sentaba frente a Nerisen. Su brazo de reposaba sobre su pecho, sujeto por un vendaje. Los cortes de su cara y sus doloridos oídos también habían recibido curas y el ungüento sobre su abdomen empezaba a hacer efecto. Nerisen era un artista en más de un aspecto y los primeros auxilios no escapaban a sus conocimientos.
El elfo se sentaba nuevamente frente a ella, paladeando con deleite su bebida.
- ¿Y bien?
- ¿Y bien qué? – contestó el elfo.
- Sabes a qué he venido.
- Por supuesto. No puedes vivir sin mí y quieres pasar otra noche de pasión desenfrenada. Es normal…
- No juegues conmigo, por favor. ¿Dónde está Liessel?
La mirada de Nerisen se endureció.
- A Liessel se le proporcionó una nueva identidad y se le ofreció la posibilidad de buscarle una casa, pero la rechazó. Nadie sabe dónde fue.
- ¿Cuál es la identidad actual de Liessel?
El elfo miró a Imoen.
- ¿Por qué preguntas lo que ya sabes? Te creía más lista.
Imoen se quedó de piedra.
- ¿Lo que ya sé? Pero…
Nerisen cortó la respuesta con un gesto.
- Puede que necesites algo de descanso para poner en orden tus ideas. Puedes quedarte aquí dos o tres días, si lo deseas, pero luego tendrás que irte. Quién sabe, puede que alguno de mis alumnos te encontrara por casualidad. Podría ser divertido.
Y sin darle tiempo a responder, el elfo abandonó la estancia y dejó a Imoen sumida en un mar de dudas.
Selena Astro
Hace 9 meses
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