XXXI

martes, 28 de septiembre de 2010

Querido diario:

¡Madre mía! Siento haber tardado tantísimo en escribir, pero es que este último mes ha sido de infarto. No solo por el avance por la Jungla (que tuvimos que pararnos para buscar un guía, porque por lo visto hay tribus de trolls hostiles en la selva, y pese a todo nos perdimos, y nos encontramos con unos enanos cazadores, y con unos goblins que se dedican a talar la selva) sino porque además ibamos despacito: Yo pedí a Angel que fueramos más despacio por Klui, y por la risita socarrona de él, intuyo que Klui pidió lo mismo por mí.

Ahora estamos en Bahía del Botín y ¡Madre mía! Mi madre se llevaría las manos a la cabeza si viera donde estoy... Y el maestro Ithryon también, y Nerissa. En la vida había visto un lugar como este, de verdad, es super extraño, parece salido de una novela de piratas ¡Pero existe! ¡Existe de verdad! Hay marinos con parches en un ojo, y capitanes con sus sombreros de ala ancha con loros que hablan y patas de palo. Hay mujeres de honor distraido casi en cada taberna, y una taberna cada tres puertas. Huele a pescado, a alcohol y a pólvora, y estallan peleas cada pocos callejones. De verdad, ni en las novelas... Es... sórdido. No sé si preocuparme por la soltura con la que se mueve Angeliss por aquí. Klui tampoco parece cómoda, no sé si le molestará como le chocan los cascos con el suelo de madera. Porque todo es de madera, y está construido como... como una estantería, no sé. Postes y baldas, postes y baldas. Y en las baldas, en vez de libros, casas. Una estantería.

Angeliss ha insistido en que no queremos problemas. Solo queremos un pasaje para cruzar el Mare Magnum. Me ha prohibido que me ponga escotes, para no ser confundida con una mujer de vida alegre, y no mirar a los ojos a nadie porque se interpreta como un desafío. No quiere que llamemos la atención, y Klui tampoco. Lo principal es encontrar el pasaje y marcharnos. Cuanto menos tiempo estemos aquí, menos probabilidades hay de que nos estalle un problema en la cara. Además, no somos un grupo precisamente discreto: parecemos demasiado buena gente en este sitio. Me pregunto cuanto tardaremos en echar en falta nuestras bolsas.

Nos hemos alojado en la posada, que creo que se ha construido con los restos de algún tipo de barco. Suena muchísimo barullo abajo y aquí arriba hay gente de dudosa reputación. Creo que Angel y Klui van a ver si consiguen pasaje para los tres. A mí me han dicho que me quede aquí. Oigo música ahora, creo que alguien está cantando, una mujer... Tiene voz de melaza, oscura y cálida, y sus ritmos y cadencias no tienen nada que ver con la música de cámara de Dalaran... A lo mejor bajo un ratito para verla cantar...

No hay comentarios: