Jayna Proodmore, residencia de estudiantes de Dalaran

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Jayna Proodmore, residencia de estudiantes de Dalaran, esta mañana:

La luz del sol se derramaba sobre el alfeizar de la ventana hasta los pies de la cama como si fuera liquida. Fuera Dalaran despertaba mientras en el interior de la Academia, los estudiantes iban despertando uno a uno, dispuestos a afrontar un nuevo día de clase.

Con los ojos cerrados pero consciente, Averil decidió que no quería levantarse, de modo que se arrebujó de nuevo entre sus mantas y suspiró. El recuerdo de la noche anterior la llenó de bochorno e hizo que le saltaran de nuevo las lágrimas. Había sido un despropósito tras otro, empezando por haber creído (de nuevo esta vez, tonta, tonta, tonta) que Angeliss la llevaría a la cena.

"Búscate un vestido bonito", le había dicho, y le había guiñado un ojo.

Había pasado desde aquel momento, cada hora buscando un vestido lo suficientemente elegante para su primera aparición en sociedad, algún vestido que le hiciera parecer algo más mayor y así dejar de sentirse la tonta niña pueblerina que había demostrado ser. Se lo había contado a todas sus compañeras: ¡Un mago del Kirin Tor iba a llevarla como pareja a una cena de gala!

Tonta niña de pueblo, tonta, tonta, tonta...

Luego, cuando por fin llegó el momento de acudir al evento, Angeliss no había aparecido, e ingenua como siempre, pensó que tal vez la esperara allí, de modo que se puso su vestido, un vestido de verdad, un vestido como los que las magas adultas y poderosas llevaban a sus convenciones y bailes, y se dirigió a la puerta de la catedral.
Obviamente, Ángel no estaba. Y desde ese momento, todos sus recuerdos estaban empañados de vergüenza. Ella había esperado una asistencia casi completa por parte del Alba de Plata, pero eran pocos, muy pocos, y además llegaron tarde, y además había empezado a sentirse ridícula con aquel elegante vestido, rodeada por la maravillosa esbeltez de Pristinaluna y Akakia, otras dos de los pocos asistentes a la cena...

Y en la cena... Oh, la cena... Personalidades importantes, hombres con armadura, sacerdotes y elegantes damas... y ni rastro de Angeliss. ¡En qué mala hora había decidido beber cerveza! Pero aquel apuesto Guardia la había invitado a sentarse en la mesa principal, con los adultos ¡y no iba a pedir zumo! Y para cuando se había dado cuenta de que la cerveza le había afectado más de lo que pensaba, ya era tarde...

Recordó la mirada reprobatoria del viejo maestro Ithryon y sus palabras, la acusación en voz alta y delante de tooooodo el mundo: borracha... Todos en la mesa lo oyeron, todos en el salón, la humilló delante de todo el mundo y seguro que hoy toda la Academia estaba al tanto de su bochorno: el plantón de Angeliss, la ridiculez de su vestido y las palabras de Lord Ithryon. No, definivitamente, no quería levantarse.

- ¡Arriba, perezosa!- alguien le arrancó con fuerza la manta y se encontró ovillada sobre si misma. Abrió un ojo y vio a Nerissa sujetando su manta con fuerza, con los puños apoyados en las caderas- ¿Qué haces acostada todavía? ¡Vamos a llegar tarde! Uy, nena ¿estás llorando?

Averil agarró la almohada y sepultó la cabeza debajo.

- No voy a ir a clase hoy, Neri...- dijo con voz languida desde las profundidades.- Voy a teleportarme al Vacío Abisal y me voy a quedar allí hasta que acabe el curso...

La morena parameña arqueó las cejas, sorprendida.

- ¿Pero qué dices, boba? ¡No puedes quedarte aquí!- se sentó en la cama, junto a Averil.- A ver... ¿Qué pasa? Puedes contárselo a Nerissa, ya lo sabes...

La joven resopló y sacó la cabeza de debajo de la almohada solo para dirigir a Nerissa una mirada cargada de acusación.

- Neri, le contaste a todo el mundo aquel asunto del sapo y la botella...

Y volvió a esconder la cabeza debajo de la almohada.
Nerissa se puso en pie de un salto y sonrió con jovialidad.

- ¡Pero es que era muy gracioso, Bellota!- descartó aquello con un casual movimiento de muñeca- Venga... Va... No puede ser taaaan malo ¿no?

De pronto pareció contemplar una nueva posibilidad y mudó su expresión por otra más seria.

- No te habrá... ya sabes - carraspeó-... aquel guardia ¿verdad?

- Joder, Neri, que bruta eres a veces... - repuso Averil poniendo los ojos en blanco desde debajo de su almohada. Luego pareció reflexionar y asomó la cabeza, sorprendida- ¿Qué sabes tú del guardia, Nerissa?

Una expresión de absoluto deleite se dibujó en el rostro de la muchacha, como siempre que le preguntaban por alguno de los recientes cotilleos de la Academia. Averil suspiró, mortificándose ya por lo que sabía que iba a oir. Si Nerissa lo sabía, lo sabía todo el mundo.

- Uy, como me gusta ese corte de pelo, nena...

- No te vayas por las ramas, Neri, que nos conocemos...

Fingiendo resignación, Nerissa tomó aire.

- ¿Cómo que qué se yo de lo del guardia, Averil? -inquirió- Anoche Betta y Marge estaban en la Torre de los Magos de Ventormenta acabando las prácticas de Corrientes y te vieron llegar, pasada la medianoche, del brazo de un guardia, según dicen, muy apuesto, y que ibais muy juntitos... - Nerissa arqueó las cejas para remarcar sus palabras.

- ¡No íbamos muy juntitos ni nada por el estilo! - protestó Averil incorporándose indignada- Kyräsh se ofreció a acompañarme a la Torre después de la cena, para que no fuera sola por...

- ¡Ahahahá!

- ¿Ahahá qué?

- O sea, que es verdad.- Nerissa se frotó las manos- Uy, uy, que jugoso... ¿Kyräsh se llama? La cuestión es que me suena ¿Moreno con una perillita muy bien recortada? Caray, nena, que exitazo.

La ceja izquierda de Averil salió disparada hacia arriba.

- No pongas esa cara, Bellota- la reprendió su compañera- ¡Toda la escuela está hablando de eso ahora mismo! Ilmariël y Tarassina están corroidas por la envidia. Y si no me equivoco, Lula va detrás del tal Kyrtäsh desde que le vio patrullando Ventormenta... y Gades y Allen están peleándose el sitio a tu lado en la clase de Teoría de Canalización! ¡Y parecía tonta la chica de pueblo cuando la cambiamos por el botijo!
¡Ja!

Fuera, un nuevo día esperaba.

***

Junto a Angeliss, Averil descubrió el misterio de su origen. Supo de las Corrientes del Tiempo gracias a Lady Zorea, quien había sido la espina en el corazón de Liessel y que se convirtió en su madrina. Supo quien había sido su madre, y también que la había encontrado un año demasiado tarde. Supo de su reputación de mujer fría, inaccesible, insensible y violenta. Oyó también, contra esto, de su lealtad y su honor, de su sentido de la justicia y su calidez, y del fuerte lazo que la había unido a Sir Tristán de la Tour, a quien ella misma respetaba y admiraba desde niña.

Con pinceladas tan dispares, pintó el retrato de quien había sido su madre. Recogió como si fueran migas de pan todas las pistas y rastros que el destino le había dejado para entender la misteriosa figura que había sido Liessel, y que ya nunca conocería.

No hay comentarios: