Los Hilos del Destino I

miércoles, 30 de septiembre de 2009

30 de Septiembre:

Mi añorado Gavilán:

Los hilos del destino son cada vez más evidentes para mí, aunque todavía no me permiten que desentrañe sus misterios. Siento que a mis ojos hay menos cosas ocultas que antes de que llegara Tormento, y vienen a mi mente conocimientos que antes no tenía y que ignoro de donde provienen. El mundo ha cambiado pero sigue siendo el mismo, como si no estuviera preparado para asumir la magnitud del cambio, y se entrega a viejos conflictos mientras los nuevos miedos se hacen fuertes en el norte.

Azeroth ha olvidado las lágrimas que Elune derramó sobre la tierra, y nadie recuerda ya a los Bálsamos. Me miran como si fuera una figura arcaica y olvidada resurgida de un pasado lejanoy ninguna queda ya en la Orden. La Casa del Reposo está cubierta de hiedra y se ha convertido en una más de las ruinas de Teldrassil, como lo fue en las faldas del Monte Sagrado. Pero yo persisto, recorreré las sendas mientras haya un solo hálito de esperanza para este mundo tan joven y al mismo tiemop tan viejo...

Del mismo modo, los ecos del pasado caen sobre mi, atrayéndome de nuevo al mundo.

Zoe está viva, aunque ignora el milagro que representa. Aún no la he visto, pero he visto el lazo que brota de Angeliss (y que acaso es más evidente por la sangre élfica que corre por sus venas) hacia ella, y es fuerte e intenso, destacando por encima de los hilos del destino que tejen el tapiz de la vida. Deseo verla, comprobar con mis propios ojos que atesora los rasgos que tanto amé, ver como ha madurado el brote que tantas vidas costó y comprender que el sacrificio tuvo un fin que no podamos lamentar.

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