Los Hilos del Destino XIV

martes, 10 de noviembre de 2009

10 de Noviembre:

Elune me ha abandonado y Tormento ha vuelto. La siento luchar por cada fragmento de mi alma, por cada atisbo de mi entereza.

He llegado demasiado tarde. Por segunda vez, he sido incapaz de salvar la vida de aquellos a los que amo.

Desde que partí de Darnassus, una extraña inquietud me invadía, un desasosiego que no podía entender. Ahora lo entiendo: mientras yo recorría los caminos en busca de una cura a su enfermedad, la luz de la joven Averil se extinguió ante mi alma como un faro que se apaga en la lejanía.

Demasiado tarde...

El joven Dulcebrío asegura que Razier y ella se marcharon por su propio pie hace una luna, y aunque es un buen hombre y asegura y desea querer ayudarme, no hay nada que pueda hacer ya para salvar a la hija de mi corazón, ya que no de mi sangre. ¿Qué derecho tengo a portar el título de Bálsamo si he sido incapaz de salvarla, de salvar a su madre?
No quiero sucumbir a Tormento, Gavilán, pero es fuerte, y yo cada vez más débil ahora que he comprendido la inutilidad de mi existencia.

Azshara vuelve a llamarme con sus otoñales brazos abiertos para mí, para este fantasma que un día la habitó, para la Desesperanza que brota de su canto...

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