En los Confines de la Tierra XXIV

sábado, 6 de marzo de 2010

- No te due´mas.

- No puedo evitarlo, tengo mucho sueño.

- Da igual. No te due´mas.

Zai´jayani revisó por enésima vez la sorprendente evolución de la herida en el costado. Apenas habían pasado unos días y donde antes hubiera un profundo tajo donde se habían aplastado las costillas, ahora el cardenal estaba adquiriendo un tono verdoso y se había formado una cicatriz tierna y rosada, pero cicatriz al fin y al cabo. Aquella medicina no era normal...

- Tengo sed.

El troll tomó una jarra de agua fresca y ayudándola a incorporarse suavemente, derramó un poco en su boca. Mangosta bebió con avidez, se lamió los labios con ansiedad, pero Zai alejó la jarra y la obligó a recostarse de nuevo.

- Ya no más- sentenció con paciencia.- Todavía´s pronto.

- ¿Cómo voy a recuperarme si me mantenéis más seca que un cactus?- protestó la convaleciente haciendo un mohín.

Su compañero la miró con reprobación y un deje de inquietud.

- A callar, bichito, ta´poco deberías hablar. Descansa.

- No duermas, no bebas, no hables...- suspiró la muchacha, como ida- ¿Hay algo que pueda hacer?

- De´cansar.- repitió Zai.

Ignorando las indicaciones de su particular cuidador, la joven continuó.

- Además, ya no puedes llamarme bichito.- parloteó con voz débil- Soy Mangosta y merezco tu respeto. Después del combate, Mashrapur me dará la espada roma ¡Ya verás! Seré libre, Zai, y te llevaré conmigo. Te compraré si es necesario y luego te liberaré. Libre otra vez ¿te imaginas? Libre...

Zun´zala entró en la tienda en silencio y dirigió una eloucuente mirada a su discípulo mientras, en la cama, Mangosta seguía su particular diatriba, sin importarle que nadie le prestara atención.

" ... una oveja, y un pollino. Tendremos leche fresca y queso y huevos toooooodos los días, y saldremos a montar por las cercanías incluso los días de tormenta...."

- Vuelve a tener fiebre- susuró el troll más joven acercándose a su maestro.

El viejo chamán asintió brevemente, como si fuera evidente.

"... porque mi tío decía que estaba haciendo trampas, entonces el enano dijo ¡Ah! ¿Si? y volcó la mesa, con todas las jarras encima..."

- Hay guardias vigilando la entrada de la tienda- dijo al fin Zun´zala con voz cascada.

Ambos miraron a la joven mujer que continuaba parloteando desde la cama, ajena a todo. Unas semanas antes, agonizaba en la mesa de operaciones a causa de sus heridas en el combate contra Cobra. Luego había llegado aquella extraña sin´dorei, Andravia, con sus andares sinuosos y sus ropas de seda oscura. Les habían obligado a salir de la tienda y mantenerse alejados mientras ella estaba allí, y habían oído los gritos de dolor de Mangosta. Los guardias no les habían dejado entrar, ni aquella ni ninguna otra vez y poco después la muchacha había empezado a sanar milagrosamente y a divagar como si estuviera borracha.

- No me gusta lo que esta elfa está haciendo con ella - continuó- Esta curación no es normal, y sus gritos no tenían nada que ver con las bondades de la magia divina.

Zai´Jayani asintió: Andravia le daba escalofríos.

"... entonces él me dijo ¿Confías en mí? y yo no respondí, solo salté ¡Pluf! Y no caí, floté y floté ..."

Ambos guardaron silencio un instante, apartados en un rincón de la tienda. Fuera, podían escuchar el rumor del campamento de esclavos, ya leve, cansado... No se oía el chasquido de las armas de entrenamiento, ni las voces exaltadas de los gladiadores. Tras el último combate, todos los que hubieran sobrevivido a aquel mes infernal volverían a sus respectivos campos, de nuevo como ganado.

"... y floté y floté y floté y floté y floté y floté y floté y floté ..."

Zai´jayani suspiró lentamente.

- ¿QUé está haciendo con ella?- inquirió, mirando con incredulidad a la inagotable mujer que seguía flotando desde la camilla.- ¿Cómo puede haberle devuelto la energía? ¿Por qué está tan ida?

Le inquietaba pensar los medios que la siniestra Andravia estuviera usando para sanarla. Los gritos de dolor habían sido terribles y escalofriantes, pero incluso desde aquella primera intervención, se había apreciado una mejoría en la salud de Mangosta. Y luego estaba aquel comportamiento, como si estuviera completamente ida...

Con paso lento pero firme, Zun´zala se acercó a la mesilla junto a la pared, tomó un pequeño tarro de cristal y olió su contenido. Luego lo tapó y se lo lanzó a su discípulo, que repitió la operación.

- No es fiebre, Zorro.- sentenció- Es leche de amapola.

Zai maldijo para sí por no haber pensado en ello: la adormidera era un poderoso narcótico, y tenía lógica pensar que Andravia lo utilizara para atontar a la muchacha antes de poner en práctica su macabra sanación. Sí, normal que ahora tuviera sueño. La leche de amapola provocaba una somnolencia irresistible.

"...y floté y floté y floté y floté y floté..."

Y delirios.

Aún así, sintió la rabia creciendo en su interior: Athos de Mashrapur, a través de Andravia, estaba recurriendo a energías que era mejor dejar tranquilas, todo para garantizarse la rápida recuperación de la que sería su nueva Campeona, su nueva fuente de dinero... Ella no se daría cuenta, drogada y feliz como estaba a causa de la adormidera, pero él sí lo veía, y también Zun´Zala.
Trató de tranquilizarse. Consciente de que Comadreja (perdón, Mangosta) seguiría flotando hasta que se quedara dormida a causa de las drogas, Zai hizo un gesto a su maestro para que se quedara junto a ella y salió de la tienda para que el aire de la selva le despejara el nudo que de pronto se le había formado en el pecho.

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