Hester Stanhope, diario II

lunes, 5 de abril de 2010

5 de Abril

Parece mentira, pero el tiempo pasa deprisa. Apenas he tenido tiempo para descansar, mucho menos para escribir.

El certificado de padrón se gestionó rápidamente y recibí por correo los permisos pertinentes para abrir el taller. He tenido el pueblo lleno de carpinteros y obreros todos estos días y el taller ya ha abierto sus puertas a la clientela. Por ahora todo son labores de remozamiento para el pueblo, y me estoy planteando negociar con el alguacil de Entrañas para abrir cuenta con ellos y encargarme también del mantenimiento en la ciudad. Ya va siendo hora de hacerle algunas reformas... Aunque para eso tendré que contratar más gente, es demasiado trabajo para una sola. Lo iré viendo sobre la marcha, cuando vea que tal evoluciona el negocio.

El otro día, cuando salía del taller para tomar un descanso en la posada, me interceptó un troll de aspecto estrambótico. Parecía perdido y me ofrecí para darle indicaciones. Casi se me para el corazón (figuradamente, supongo) cuando preguntó por Algernon... El mundo se me cayó encima ¿El pobre y leal Brontos convertido en un no-muerto por mi culpa? Afortunadamente, tras no demasiadas indagaciones, encontré al interfecto. Es un zombi medio descompuesto que vende potingues y que no tiene nada que ver con mi buen amigo. Espero de corazón que Brontos descanse en paz, donde quiera que esté.

Lo que me inquieta es otro asunto: hace menos de una semana, Kronkar apareció en Rémol preguntando por Sacat. Sabía que Sacat estaba viva, porque fue por ella que Imoen me encontró, pero.. ¿En Rémol?
No me inquieta que sepan lo que soy, porque ellos fueron los principales artífices de mi regreso, pero conocen quien era antes de ser Hester y puede derrumbar toda mi coartada como si fuera un castillo de naipes. No tengo ya suficiente con evitar el barrio de los pícaros en Entrañas para no encontrarme con Gregory Charles, sino que además ahora tengo que andarme con cuidado para no encontrarme con Sacat o Kronkar por el pueblo...

Quieran los dioses que no asomen la cabeza por el taller.
No quiero tener que matarlos.
No quiero volver a hacer eso nunca más...

Tengo noticias de Trisaga, aunque no por ella misma, que todavía ignora mi regreso. Determinados rumores en la ciudad y el pueblo hablan de un duende de la noche (así llaman a los Hijos de las Estrellas) que está reuniendo a gentes tanto de la Alianza como de la Horda, sin importar raza ni nación, para abatir a cuatro dragones del Vuelo Esmeralda.

Bendita Kess´an, moveré tantos hilos como pueda para conseguirte las tropas que necesitas, a tí, que has volcado tu vida en la salvación de mi hija...

Debo planear un viaje a Rasganorte cuando las cuentas del taller estén en orden. Debo ver a Zoe, ansío besar su frente, acariciar su cabello. Daría mi vida por hacerla despertar, por ver esos ojos hechizados, por tomarla de la mano y decirle que cuidaré de ella mientras quede un soplo de vida en mí, y más allá.

Mi Zoe, mi dulce Zoe...
Bellota...

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