En los confines de la Tierra XX

sábado, 13 de febrero de 2010

Un par de semanas más tarde:

La aguja dio la última puntada y tensó el hilo. Comadreja apretó los dientes y siseó como una serpiente.

- Va, va, bichito…- recriminó Zai sacando un cuchillo de pedernal para cortar el hilo- Eto no es na, compa´ado con el gujero que había antes.

La muchacha rebufó y puso los ojos en blanco.

- El dolor antes era como más general.-repuso- Ahora es concreto, muy concreto ¡Ay!

-Ya ta.

El troll se puso en pie y se acercó a la bacinilla para limpiar la aguja de hueso. Por su parte, Comadreja alzó el brazo para observar la costura de su costado y frunció el ceño con desagrado.

- Genial.- refunfuñó- Ahora una cicatriz en cada lado… Ni que lo hubiera hecho a posta.

Zai se carcajeó desde el fondo del pabellón. El resto de los esclavos no les prestaba atención, pero uno de los ogros que montaban guardia miró fijamente al troll un instante, extrañado por aquel sonido tan poco habitual en los pabellones de los esclavos. Cuando decidió que no era una amenaza, volvió a mirar al frente.

- Tas picajosa ¿Qué pasa, Comadreja?

La muchacha no respondió. Se puso en pie con agilidad y caminó hacia uno de los monigotes de entrenamiento que se conservaban en el interior del pabellón. Hizo un par de amagos para probar hasta donde podía forzar con la nueva costura y atizó con rabia a la parte del muñeco cubierta con saco.
Zai´jayani se acercó con paso cadencioso y gesto divertido, y se apoyó despreocupadamente en el monigote.

- Ju, ju, ju- rió- Cua´quiera diría que perdiste, pequeño mono.

Comadreja dio otro doloroso puñetazo al muñeco. Había una rabia orgullosa en sus ojos. El troll se rascó la cabeza y arqueó las cejas rojas como el pelaje de un zorro.

- Se t´ha subío la victoria a la cabeza ¿eh?- pinchó con malicia- ¡Jia jia! Saleh ilesa de cinco inviduales por potra, y el sexto lo ganas pero t´alcanzan ¡Y t´enfurruñas! Tsk tsk…

Chasqueó la lengua con desenfado y cruzó los brazos sobre el pecho mientras la joven humana descargaba con rabia los puños en el saco.

- Cua´quiera taría dando saltos d´alegría de´pueh de una se´ta victoria.- continuó- pero tú no. Tu t´enrabietas po´que consiguió heri´te antes de que lo tumbaras.

Comadreja resopló y entrecerró los ojos.
- ¡Estuve lenta!- protestó sin apartar la vista del saco y sin dejar de golpearlo, saltando levemente, desplazando el peso de su cuerpo a un lado y al otro.- Supe lo que iba a hacer antes de que desplazara la cadera hacia la derecha, sabía que me daba tiempo… ¡y fallé!- descargó un último golpe rabioso en el saco.

Zai sonrió de un modo extraño.

- Eres cabezota y o´gullosa- dijo con un leve atisbo de reconocimiento y melancolía-. Me recue´das a Ukrala.

La muchacha se detuvo y le miró sorprendida. Zai´jayani jamás había hablado de su pasado, pese a que de él extraía toda la rabia necesaria para sobrevivir. Luego se dio cuenta: tampoco ella había revelado nada de su pasado, aunque era lo que la impelía a luchar. Aquel era un nuevo paso en la extraña relación que mantenían, ya fuera la de mentor y discípulo o la de troll y mascota. Desconocía si había sido un lapsus del guerrero, o si por el contrario, estaba abriendo una puerta para ella, de modo que decidió arriesgar.

- ¿Quién es Ukrala?

El troll sonrió, e hizo un gesto con las manos invitándola a practicar con él. Dudosa, se preparó un instante y comenzó a lanzar golpes que su mentor esquivaba ágilmente.

- Ukrala es la cachorra de la he´mana de mi pad´e.- dijo Zai´Jayani, moviéndose con fluidez en aquel estilo de combate que parecía más bien una danza- Tiene los co´millitos pequeños y es terca com´una mula.

En un amago, el troll lanzó una patada alta que Comadreja esquivó con un fluido movimiento.

- Que´ia ser chamán lanza negra- continuó Zai sin perder el resuello- pero era mu pequeña. Me seguía a toas partes com´una sombra, pa´prender, decía.

Comadreja intentó un amago que no dio resultado. Compensó con un golpe impulsado por la torsión de las caderas. Ahora entendía muchas cosas. Si Zai´jayani había sido chamán su vida libre, su canto junto a la hoguera, sus enseñanzas, su extraña relación con Zun´zala ya tenían sentido. Un chamán, un habitante de dos mundos. Un sacerdote, a su manera. Aquella confesión, aquella revelación de su pasado la llenó de gratitud. Quería corresonder aquella confianza

- Yo no tengo familia- respondió. Su voz le sonó extrañamente desapasionada.

Pero al decirlo, se dio cuenta de que reconocerlo era ahora como un dolor sordo, como un rumor, cuando antes había sido un dolor devastador. Esquivó una entrada de Zai. Suspiró y con una finta, se encaramó por la espalda del troll y trató de sujetarle los brazos con los suyos propios.

- ¿Po´que Comadreja?- inquirió él, divertido, tratando de arrancársela como un piojo- Te pegaba Pequeño Mono.

Comadreja rió con malicia, escurriéndose fuera de su alcance.

- De pequeña no paraba quieta- explicó, jadeando a causa del esfuerzo de no dejarse atrapar- Mi tío decía que nunca paraba de moverme, incluso estando quieta parecía que bailaba…¡uh!- perdió el aire un instante por un golpe en el vientre, pero se rehizo- O que tenía un ataque de epilepsia…

Con un rápido movimiento, se deslizó fuera del abrazo del troll y saltó bien lejos, aterrizando de pie y en posición de guardia.

- Y me escurría.- terminó, triunfante, con un gesto teatral.

Zai´jayani sonrió e hizo una especie de reverencia. En un caballero lordanés hubiera quedado cortés y elegante. En el inmenso troll de piel azul el efecto era indescriptible.
Ella le sonrió.

- ¿Tira?- inquirió él.

Comadreja alzó el brazo para ver la costura de su costado. Negó con la cabeza.

- No demasiado. Parece que aguanta.

El troll asintió y dio dos palmadas, lo que implicaba la vuelta a los entrenamientos serios.

- Ta bien- dijo- Amos a ver te va solo con escudo.

La muchacha asintió, presa de una extraña serenidad.
Había abierto la puerta de su pasado.
Y todo estaba bien.

1 comentario:

Percontator dijo...

Bienvenida a la humanidad. Y bienhallado el guía. De nuevo, felicitaciones. ^^