XL

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Días después:

Despertó y se incorporó bruscamente, aterrada por su pesadilla hasta que fue consciente de las llamas de la menguante hoguera y de las suaves lomas del terreno en que se encontraba. Todavía era de noche y hacía mucho frío. Miró a su alrededor.

- ¿Estás bien?- Kluina´ai estaba sentada cerca de la hoguera y había vaciado el contenido de sus bolsas ante ella para volver a organizarlo.

Averil suspiró y se sentó, eludiendo la pregunta.

- Ya no tengo sueño.- se puso en pie y se sacudió la ropa- ¿Falta mucho para el amanecer?

La tauren negó con la cabeza y la estudió un instante en silencio antes de volver a sus quehaceres.

- No mucho, en cuanto asome un poco de claridad nos pondremos en marcha - respondió al fin- ¿Tienes hambre?

La muchacha se encogió de hombros pero pese a todo tomó un pedazo de carne seca de la noche anterior y lo recalentó en el pequeño fuego. La carne estaba dura y tuvo que estirar para desgarrarla con los dientes, pero el sabor salado le reconfortaba.

- ¿Cuanto queda para que lleguemos a Trinquete?

Kluina´ai miró al horizonte un instante, donde ya empezaba a vislumbrarse una leve claridad.

- Llevamos cuatro días de camino desde que dejamos atrás las tierras de los Jabaespines, de modo que si todo va bien, podemos llegar allí después del mediodía.

Averil asintió y masticó en silencio, meditabunda.
Ya había perdido la cuenta de cuanto tiempo había pasado desde que saliera de Hibergarde a lomos de Sardinilla, parecía casi una vida y además todavía le costaba encajar el ritmo del tiempo: había pasado largos meses dormida, pero a su parecer apenas había alcanzado a cerrar los ojos. Que Razier estuviera a su lado cuando cayó dormida y fuera Bálsamo Trisaga lo primero que viera al despertar no contribuyó a asimilar el paso del tiempo. Y luego estaba el problema de la magia: al despertar, su cuerpo había acumulado tanta energía que no sabía canalizar que incluso le dolía. Bálsamo, Angel y Dremneth la habían ayudado a controlar aquella fuerza y se había sentido capaz de casi cualquier cosa con aquel renovado poder. Sin embargo, las drogas de Krog´nash y la cercanía del Nodo parecían haber vuelto a bloquear sus canales y seguía siendo incapaz de recordar o siquiera concentrarse en cualquier hechizo. Si tan solo recordara la teoría de los portales...

- Está amaneciendo- dijo Kluina´ai a su lado, ya en pie y con su bolsa al hombro- ¿Estás lista?

Averil se puso en pie, se sacudió pantalones y asintió.

- Vamos, me muero de ganas por un buen baño de agua caliente.

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