Los Hilos del Destino III

miércoles, 7 de octubre de 2009

7 de Octubre:

El pasado es como una red tan fuerte y persistente que resulta imposible escapar de ella. Es vertiginosa la velocidad a la que nos alcanzan las sombras que creímos dejar atrás, como surgen en los resquicios más frágiles de nuestro presente.

Hoy la dulce Pristinaluna y Razier el silencioso aparecieron en el umbral de la enfermería, donde me afanaba en la última guardia para los heridos del ataque de cuatro días atrás. No hizo falta que dijeran nada, en su mirada la urgencia y la preocupación lo decían todo, y el lazo que brotaba de Pristinaluna hacia el Este me dijo lo que necesitaba saber.

La joven Timewalker, que descansaba en la enfermería, percibió que algo no marchaba bien y se ofreció a llevarnos haciendo uso de sus portentosas llaves. ¡Ah! ¡Qué delicioso el gesto de sorpresa de nuestros escoltas cuando la muchacha nos pidió que entraramos en la alacena! Y que valiente la joven Irinna, desvelando su secreto por salvar a la que sabe que es la esperanza de un mundo perdido...


Zoe Sueña.

Ya lo sospeché cuando Angeliss me habló de los sueños que Averil le contaba, del mismo modo que temí por su vida cuando habló del interés que la joven despierta en los druidas. Pero lo que vi anoche está más allá de cualquier suposición que este humilde Bálsamo pudiera hacer. La pobre criatura deliraba, presa de fiebres y violentos sollozos, y en su brazo, como una infame flor roja, una herida abierta por la que asomaba el hueso, manchaba de sangre las sábanas y su piel pálida. Angeliss esperaba junto a ella, con el rostro desencajado de preocupación, sabiendo que no podía haber sido él el causante de la herida, pero aún así aterrado por la posibilidad...

Zoe estaba tan alterada como si hubiera mirado a la Muerte a los ojos. Se lamentaba y lloraba por la muerte de alguien que apareció en su sueño, y temblaba violentamente, presa del más absoluto terror. De haber permitido que los recuerdos siguieran atormentándola, hubiera acabado perdiendo la razón, siendo frágil como es su mente. Y lo que vi... ¡Ah Dioses! ¡Pobre criatura!

Ahora lo sé, porque lo he visto. Zoe duerme el Sueño Esmeralda como lo hizo su madre antes que ella, cuando tenía el alma atada a Vesperion. Qué maravilloso y terrible descubrimiento, porque sus visitas al reino onírico de Ysera no han sido contadas, ahora lo sé, sino que se desenvuelve en el sueño como si hubira nacido en él...

Ahora sé que lo hizo. Ahora lo he visto. ¿Qué puertas podría tener el Sueño Esmeralda para una criatura que ha vivido en él desde que flotaba en la oscuridad del vientre materno? Ah, Elune... ¡Qué milagro!

Sin embargo, pese a la maravilla de este descubrimiento, de la delirante belleza que pude atisbar a través de su sueño, hay peligro oculto en el Sueño. La herida del brazo, el hueso roto, no provienen del mundo de Ysera, sino de algo mucho más oscuro... Temo por la vida de la joven Zoe: si no consigo identificar el origen de su infección, temo que pueda alcanzar su corazón o su mente y perderla para siempre en los delirios de se pesadilla...

Tengo que buscar, he de investigar...

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