Ecos IX

domingo, 2 de mayo de 2010

Por Kluina´ai

En Cima del Trueno, canturreo quedamente mirando hacia el lejano Vallefresno. Me ha dado un vuelco el corazón, y eso nunca ha significado nada bueno.
"Se me saltan las lágrimas, hermana. Mas te indicaré el camino.
Vuela libre tu alma, pura, sin trabas, directa al cielo limpio.
Será corto tu viaje, pues tu Señora te reclama
Elúne, Mu'sha la Blanca,
aquella a la que tan devotamente has servido."
Se me quiebra la voz, aunque no importa. Ella ya no está. Ha sido segada su vida, como tantas otras.
Maldita guerra.
Maldito odio
Malditos todos.
Sobre todo quien acabó con el ungido Bálsamo, consagrada a aliviar el dolor ajeno. Ese ser nació maldito a buen seguro, porque solamente la criatura más vil podría siquiera pensar en dañarla.
Maldita también yo, por no estar allí contigo, hermana.
No te conocí, pero te recordaré siempre erguida, solemne y sublímemente serena en medio del caos. Capaz de calmar incluso los tormentos interiores escondidos. Sosegando hasta a tus teóricos enemigos.
No te merecíamos. Predicaste callada, con el ejemplo. No arrebaste una vida ni para sostener la tuya propia.
Sin el brillo argénteo de tu cabellera de gloriosa doncella élfica, sin la Luz de la Diosa emanando de tus ojos, este mundo es hoy, si cabe, más tenebroso.
Descansa en el seno de tu Señora. Que su regazo amoroso compense mil veces cada dolor, cada renuncia de tu joven vida entregada por nosotros. Y que allí, durmiendo el más dulce sueño a la espera de que tu Alma Antigua retorne, conozcas, al fin, lo que son la Dicha y la Paz, porque en este mundo desgraciado (demostrado queda) son imposibles.
Que tu hermoso recuerdo, Trisaga, nunca, jamás, pueda ser la excusa para verter más sangre.
"La próxima vez será mejor"

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