Ecos V

domingo, 2 de mayo de 2010

Por Aynarah

La centinela Aynarah A'neth Arcopluma cabalgaba a lomos de su sable bosque a través, intentando pasar desapercibida para detectar los movimientos del enemigo y preparar la defensa de la ciudad. En cuestión de segundos sintió como la tierra cedía bajo las patas de su montura, un par de pasos atrás, un rugido lastimero y de pronto ambos yacían boca abajo en el suelo del bosque. Nunca le había pasado algo así, Brisa había sido entrenada duramente y era ágil y capaz de adaptarse a los terrenos más abruptos y afianzar sus patas sobre el suelo movedizo.

Que extraño... pensó la centinela mientras se ponía de nuevo en pié sacudiéndose la tierra.

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