Ecos IV

domingo, 2 de mayo de 2010

En los Baldíos, la gladiadora llamada Mangosta perdió el ritmo en un ataque durante el entrenamiento. Pidió tiempo, contrariada. Miró a su alrededor, buscando la causa de su repentinaa falta deconcentración ¿Había sido el viento? ¿Un cambio en la temperatura?¿Una voz? No lo supo. Luego, extrañada, continuó con el entrenamiento, con una sensación de inquietud en el pecho.

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