XLX

jueves, 16 de diciembre de 2010

- Sé bienvenida, Portavoz de los Elementos- la saludó formalmente Delaris, inclinándose levemente.- Espero que disculpes que haya secuestrado tan poco sutilmente a tu compañera. La joven Averil y yo estábamos compartiendo una taza de té.

Kluina´ai miró fijamente a a la arcanista y luego a Averil evaluando la situación.

- Gracias por vuestra hospitalidad- dijo al fin, y pareció que un gran peso abandonaba sus hombros- Pensábamos que no encontraríamos ningún otro asentamiento del Círculo hasta llegar el extremo norte del bosque.

Eridan asintió a sus palabras vehementemente y se volvió hacia Delaris.

- ¡Ni siquiera les dijeron que estábamos aquí!- susurró indignada- No van a mandar refuerzos nunca, Delaris.

La arcanista asintió lentamente y miró un instante el contenido humeante de su taza. Averil abrió mucho los ojos, intrigada ¿Qué estaban haciendo las dos elfas en aquellas ruinas en mitad de un bosque corrupto y solas?

- Hm, no quisiera resultar una entrometida - inquirió suavemente - pero ¿Refuerzos?¿Para?

Delaris, Kluina´ai y Eridan se miraron.

- Sátiros.- suspiraron al unísono.
Averil frunció el ceño, algo revoloteó en su mente.

- ¿Sátiros?

Fue Eridan quien tomó la palabra en primer lugar.

- Los sátiros Fuego de Jade llevan milenios corrompiendo nuestras tierras, desde la primera venida de la Legión.- explicó.

Kluina´ai, que hacía años había colaborado en aquel mismo bosque con el Círculo Cenarion, asintió ante sus palabras pero frunció el ceño.

- Sus fuerzas siempre se han reunido en Jaedenar ¿Qué es lo que ha cambiado?

- Algo está sucendiendo- tomó la palabra Delaris- Sus fuerzas se están haciendo cada vez más fuertes, ganando alcance, y es cada vez más dificil luchar contra ellas. Incluso cuentan con diablillos de la Legión. La corrupción de la fauna y la flora de Frondavil es cada vez más virulenta y avanza a pasos agigantados, el Círculo no da abasto.

Al decir esto, sus ojos volaron al rostro de Averil, gesto que ni pasó desapercibido a Kluina´ai ni le gustó ni un ápice. También Eridan siguió la mirada de su compañera y pareció llegar a las mismas conclusiones que la arcanista. Sus ojos brillaron acerados. Inquieta por aquella subita atención que se desviaba hacia su protegida, Kluina´ai formuló la siguiente pregunta en alta voz.

- ¿Y no se puede acceder a las ruinas y neutralizar su Poza?

Su ardid surtió efecto en parte y al menos la druidesa apartó la vista de la muchacha para responder.

- Los sátiros esconden su Poza de la Luna corrupta tras una impenetrable barrera de fuego demoníaco. Sus fuerzas deben de tener algún modo de cruzar.- suspiró Eridan apoyándo firmemente las manos en el suelo alfombrado, con gesto frustrado.

Kluina´ai arrugó el ceño.

- ¿Y no hay forma de averiguarlo?- inquirió.

Eridan negó suavemente con la cabeza, pero la mirada de Delaris seguía fija en Averil. Su ceño se había curvado levemente y en sus ojos había una pregunta no formulada. Lentamente tendió la mano hacia la muchacha, como si quisiera recoger su taza y la joven, que ya había terminado el té, se la tendió despreocupada, pero en el momento en que sus manos se tocaron, una descarga seguida de una ola de debilidad le sobrevino, haciendo que dejara caer la taza sin fuerzas y se doblara sobre sí misma sin aliento.

Kluina´ai se puso en pie y llevó la mano a su maza.

- ¿Qué le has hecho?- inquirió mirando ansiosa a la muchacha.- ¿Qué le pasa?

Su mirada furibunda voló un instante a la arcanista, pero en el rostro de la quel´dorei se había dibujado la preocupación más genuina y esta se había llevado los dedos a los labios como intentando contener una exclamación.

- Pobre criatura...- susurró Delaris entonces, sin apartar la vista de la muchacha y se inclinó sobre ella, inquieta.

- ¿Qué me has hecho?- preguntó Averil desde el suelo, con voz débil pero con firmeza, masajeándose las sienes.

La arcanista tendió las manos queriendo auxiliarla, pero se contuvo a escasos centímetros de su piel. Por un momento pareció no saber qué hacer pero cerró los ojos, inspiró hondo y expulsó lentamente el aire de sus pulmones. Sus manos comenzaron entonces a recorrer el cuerpo de Averil sin tocarlo, volando lentamente por encima de su cabeza, entorno a su rostro, y a cada segundo el gesto de su rostro se tornaba más y más apesadumbrado.

- Podía percibir las energías concentradas en tí,- susurró la maga trazando aquellos dibujos en el aire con sus dedos- pero hasta que no te he tocado no he visto realmente el nudo que bloquea tus canales. Ah, pobre niña... - Dirigió su mirada a Kluina´ai, que permanecía en pie con la maza en la mano.

- Percibía algo extraño en esta niña- explicó a la tauren volviendo su mirada a la muchacha y concentrándose en su tarea- Las energías pulsan en su interior con mucha fuerza, y sin embargo ni un poco de esas energías consigue llegar al exterior. No le he hecho daño, la debilidad desaparecerá en breve. Sin embargo el bloqueo...

Tras escuchar aquellas palabras Kluina´ai aún permaneció un instante empuñando la maza. Eridan se había agazapado lista para saltar pero pareció relajarse un tanto, y al cabo también la tauren dejó descansar el arma y se acercó para arrodillarse junto a la arcanista y la muchacha postrada.

- ¿Cómo te sientes, Bellota?- inquirió inclinándose para estar más cerca de su rostro.

Averil suspiró lentamente, malhumorada.

- ¿Te acuerdas de lo que hablamos del tren subterráneo de Ventormenta?

Kluina´ai cabeceó asintiendo.

- Pues más o menos eso.- parpadeó molesta cuando una de las manos de Delaris trazó un dibujo en el aire frente a su rostro.- ¿Qué estás haciendo?

La arcanista, que poco a poco había cerrado los ojos, respondió sin dejar de hacer aquellos gestos con las manos.

- Intento localizar el origen de tu bloqueo. Hay muchísima energía acumulada en tí, pulsando. No es bueno que no la liberes ¿No has recibido instrucción sobre tu potencial?

La muchacha hizo un mohín y puso los ojos en blanco.

- Estudié en Dalaran con una beca- explicó impaciente- Estaba aprendiendo a usar los canales y las corrientes. Mis maestros decían que tenía un don para la rama arcana, aunque en una ocasión conseguí invocar un elemental de agua más grande que yo, y eso que pertenece a la rama de la escarcha. Que no pueda hacer magia ahora no es culpa mía ni de mis maestros ¿Sabes?

Delaris asintió aún con los ojos cerrados, sus manos se había detenido a la altura del vientre de la muchacha y permanecían allí sin tocarla. Había encontrado algo.

- ¿Eridan?- inquirió volviendo el rostro hacia donde se encontraba la druidesa- ¿Puedes acercarte?

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