El camino al infierno XVIII

martes, 12 de abril de 2011

Cuando Iranion regresó, Bheril estaba sentado en el exterior, bebiendo pausadamente una taza de té, y alzó la vista para verle llegar. Bajando el embozo que le cubría las runas, Iranion dirigió una mirada a la tienda con una tensión clara dibujada en la línea de su mandíbula. Tras los años que llevaban juntos, para Bheril era evidente que algo le preocupaba, algo con lo que no había contado. Algo debía haber ido mal con Gherion.

- ¿Qué ocurre?- inquirió dejando la raza en el suelo.

Iranion negó con la cabeza, el ceño fruncido.

- No lo sé.- contestó- Le hará llegar el mensaje pero no sabe cuando podrá venir.

Al ver que Iranion no daba más explicaciones, Bheril supo que tendría que tirar de él para conseguir algo más de información.

- ¿Leriel está bien?

- Sí, está bien.- y esa fue toda la información que consiguió. Asintió, rascándose la barba.

- Bien... ¿Quieres que busque algo o a alguien entretanto?

Iranion negó con la cabeza y apartó la mirada de la tienda para mirarle a él con el ceño levemente fruncido y una expresión algo severa que en él, sabía Bheril, no significaba más que preocupación.

- ¿Y Niré, ha despertado?- inquirió al fin.

Bheril suspiró y asintió, dando un largo trago a su taza. Se dio cuenta de que no estaban en posición de ser parcos en la comunicación.

- Volvió a dormirse.- añadió.

- ¿Ha comido? Tiene que comer.

Negó con la cabeza.

- No. Despertó algo aturdida... le pregunté si me reconocía, intenté comprobar si estaba lúcida.- explicó- ¿Recuerdas lo que hablamos ayer?

- ¿Qué punto?

- Sobre Niré y su estado.- Iranion asintió- No ha vuelto a mirarme desde que confirmó que estaba despierta. Se encogió sobre sí misma y lloró hasta dormirse.

Iranion dirigió a la tienda una mirada indescriptible.

- No voy a cargarla con más peso.- sentenció.

Bheril asintió frunciendo el ceño y desvió la mirada un tanto.

- También me preocupa lo contrario- dijo al cabo- Si quieres entrar, podemos despertarla y quizá se anime a dar un bocado.

- Tiene que comer- repitió Iranion.

El agotamiento estaba haciendo presa en los dos, empezaban a no poder pensar con claridad, les desorientaba. Tenían que hacer algo al respecto, pero primero Bheril necesitaba recordarle a su amigo que no estaba solo.

- Iranion - le dijo- no sé muy bien qué hacer, pero te cubro ¿De acuerdo?

Iranion le miró y la severidad se diluyó de sus ojos. Se le veía muy cansado, pero asintió pese a todo.

- Gracias

Cuando Bheril se puso en pie, se acercaron a la tienda e Iranion apartó la lona para entrar sin hacer ruido. Encendieron un orbe arcano para iluminar el interior y buscaron en silencio las bolsas en las que guardaban la comida. Cuando las tuvieron, se acercaron a Celebrinir que seguía dormida, hecha un ovillo. Iranion posó la mano en su hombro con suavidad, tratando de ignorar la huella de Abrahel todavía patente en ella. A su contacto, el cuerpo de Celebrinir dio un respingo y se estremeció, y supo que había abierto los ojos, aunque les daba la espalda y miraba hacia la lona.

- Tranquila - murmuró en su oído.

Ella no se volvió. Permaneció inmóvil, con el cuerpo tenso bajo su mano y mirando la lona en silencio. Iranion cerró los ojos un instante, tomó aire y apartó la mano. Vio entonces que Celebrinnir suspiraba. Vio el filo de sus pestañas abatirse y volverse a alzar. Bheril observaba desde la entrada conteniendo el aliento.

- Lo siento.- dijo ella entonces en un murmullo, sin volverse.

Iranion se inclinó sobre su oído.

- Nada de esto es culpa tuya, Niré - murmuró quedamente, con suavidad- No pidas perdón.

Celebrinnir sonrió con tristeza.

- Eso es lo que ella quiere que creas.

- No, voy a decirte lo que quiere, Niré- continuó él, tragándose su propia culpa- Nos ha golpeado y espera que sea nuestra culpa la que nos haga caer. Quiere que tú te sientas responsable, que yo me sienta culpable. Que el peso de las culpas nos empuje hacia abajo. Quiere que nos dejemos desangrar...

Sus pestañas seguían alzadas, sabía que seguía con los ojos fijos en la lona. Vio sus manos, trataban de apretar los puños pero les faltaba fuerza.

- Escúchame- insistó- No es cierto. La culpa es suya, ella es la que nos ha empujado a esta situación.

Vio como su nuez se deslizaba bajo la piel, tragando saliva. Cuando habló, supo que reprimía las lágrimas. Conociendo lo que conocía de ella, el punto que trataban le estaba resultando especialmente doloroso.

- ¿Cómo me encontratéis?- fue lo que preguntó, con un susurro quebrado.

Iranion respiró hondo, atisbando las fronteras de su conflicto pero sin estar seguro.

- Hace días que estamos peinando Terokkar. No tienes nada de qué avergonzarte.- susurró. Ella apretó los dientes, con los puños sencillamente no tenía fuerza- Nos han pisado y nos han hecho caer, pero vamos a levantarnos ¿Me oyes?

celebrinnir se volvió lentamente hasta quedar tumbada de espaldas y le miró a los ojos brillantes como ascuas verdes. Iranion vio que las pupilas azules destacadas bajo el rastro verde del vil temblaban nerviosamente. Celebrinnir parpadeó repetidas veces, como tratando de enfocar la imagen.

- Míranos, Iranion- dijo ella en voz baja, con tristeza- Estamos justo donde ella quería que estuviéramos. Por eso tenía que marcharme.

- No- atajó Iranion- Lo estaríamos si nos dejásemos arrastrar por su manipulación.

Ella bajó la vista y vio que sus ojos estaban fijos en las cicatrices tiernas de las muñecas. Apretó los dientes y Celebrinnir escondió los brazos bajo las mantas.

- Esta escoria no conoce a nuestra familia, Niré- continuó éñ, y ella se estremeció ante aquellas palabras- Cree que puede pisarnos y que nos quedaremos en el fango.

Celebrinnir alzó la vista, con el gesto serio pero una mirada suplicante en los ojos.

- ¿Por qué nos hace esto?

Iranion tragó saliva. Tenía buenas dotes interpretativas, pero no consideraba que le estuviera mintiendo, solo ocultándole la tremenda culpa que tenía sobre los hombros y que no pensaba convertir en un puñal. Aquella pregunta le hizo zozobrar y guardó silencio un instante.

- Me enfrenté a ella- respondió en un susurro al cabo, y le pareció una enumeración de sus culpas una a una- Una vez no quise doblegarme a sus deseos.La creía muerta, pero ha vuelto. Volvimos a enfrentarnos y tampoco estuve dispuesto. Me amenazó con buscaros a Leriel y a tí... También amenazó a Bheril y a su hermana. Llegué a tiempo de advertir a Leriel... pensaba que estarías con ella... Bheril preguntó por tí cada día en el Alto Aldor...

Enmudeció al apreciar la mirada extraña que con que le miraba Celebrinnir. Lentamente, la sacerdotisa sacó una mando de bajo la manta y la acercó con cuidado al rostro de Iranion para posar los dedos con delicadeza sobre sus labios, como rogándole que dejara de clavarse puñales. Luego la deslizó suavemente hacia su mejilla y la dejó descansar allí sin decir una palabra. Ante aquel contacto, Iranion cerró los ojos y la tensión se dibujó de nuevo en su mandíbula como un estremecimiento, pero no se apartó. Desde la entrada Bheril, mudo testigo, supo del esfuerzo que le requería un gesto tan nimio como no apartarse.

- Se hizo pasar por tí- murmuró Iranion con los ojos cerrados agachando la cabeza, con la mano blanca de Celebrinnir todavía en su mejilla- La descubrimos... y tuvimos la certeza de que algo había ocurrido... comenzamos a peinar el bosque.

Celebrinnir negó imperceptiblemente con la cabeza y volvió a posar la punta de sus dedos sobre los labios de Iranion. Él calló, tragándose las palabras que querían brotar pero que no servían para nada, recordando las palabras de Bheril la noche anterior y repitiéndoselas como si fueran un mantra. Su compañero, su hermano, era una presencia silenciosa en la penumbra del rincón, prestándole su mudo apoyo en aquel angosto tránsito.

Al cabo de unos instantes, Celebrinnir retiró lentamente la mano sin apartar la mirada de sus ojos. Iranion abrió los suyos. No había compasión en los ojos de Celebrinnir, solo una extraña comprensión que no necesitaba de palabras. La miró en la penumbra. Sabía que las marcas de su propia piel estaban encendidas y se dibujaban claramente a la luz del pequeño fanal.

- Te juro que van a pagar por esto- susurró- Que solo va a conseguir que la venganza caiga con más crudeza sobre ella.

Frente a él Celebrinnir inspiró profundamente y un gesto de determinación se dibujó en su rostro.

- Mi hermano. - dijo, con la voz cansada y pese a todo, firme.- No mi padre, no mi guardián.

Pronunció aquellas palabras lentamente, como si no confiara en su propia voz para imprimirles la fuerza que requerían.

- Mi hermano.- repitió.

Iranion cerró los ojos pero los volvió a abrir al instante y el fulgor de su mirada pareció intensificarse, avivado por unas emociones que no llegaban a expresarse en sus facciones impretéritas.

- No...- tuvo que tragar saliva porque sentía como si un puño se le hubiera cerrado sobre la garganta.- No voy a permitir que nos hunda, ni que permanezcas en el fango. Que no te haga creer que no puedes levantarte, eso es mentira, - sentenció con rabia- mentira...

No hay comentarios: